Tuesday, April 17, 2012

Selected psychologist files. Sample 2 (II).

Sesión 3 (Grabación 9.322, 17 de octubre)

“No soy consciente de la edad sobre la que tengo mis primeros recuerdos. Para mí la infancia es una nebulosa con pinceladas de recuerdos, de pequeños detalles y de imágenes borrosas, que, hasta es posible que yo haya creado con el paso del tiempo y que no existiesen originalmente o no fuesen como yo creo recordarlas.”

“El recuerdo sobre el que tengo la sensación de ser el más antiguo es el de la papilla. Para cenar, mi madre siempre me preparaba leche con Cola-Cao que luego espesaba a base de galletas trituradas, que ella misma rompía a mano y pisaba con un tenedor. Después de prepararlo todo, lo ponía en un plato sopero y me lo daba con una cuchara. Así todas las noches, o eso creo, hasta que un día decidió que ya era hora de simplificar un poco aquel proceso y servir la leche con Cola-Cao en una taza, y que yo me la sirviese.”

“Recuerdo que pensé que mi madre no me quería. Recuerdo que pase varios días cenando a disgusto. Al final se me pasó, pero fue mi primera experiencia con el desamor. Fue la primera vez que sentí que alguien a quien yo adoraba había dejado de quererme. Sentí que pasaba a un segundo plano en su vida.”

“No sé, es como el día que me enfadé con mi padre, el enfado me duró unos días y luego desapareció. Yo creo que son como heridas que quedan mal cicatrizadas, si mi madre me lo hubiera explicado a lo mejor no le hubiese guardado rencor los días siguientes. Además, ¿qué nos queda en la memoria, entre los recuerdos, de todo lo que hemos vivido? ¿Y si mi estado de ánimo en un momento dado está marcado por un recuerdo antiguo al que yo no doy importancia? Y lo que es peor, ¿y si mi estado de ánimo está marcado por recuerdos de los que yo no soy consciente de tener?”


Sesión 4 (grabación 9.378, 21 de noviembre)

“¿Sabe? Creo que ya sé lo que me pasa. ¿Sabe usted a qué me dedico? Creo que se lo conté en la primera sesión, cuando me hizo la ficha. Soy analista de procesos desde hace más de 20 años, en la misma empresa en que empecé. No soy insustituible, ya sabe, los imprescindibles están todos en el cementerio, pero sí es cierto que sería muy difícil que los procesos de elaboración de la empresa no se resintiesen si yo me voy de la compañía, y ¿sabe por qué? Pues muy sencillo, porque me paso el día revisando cada una de las naves, cada una de las máquinas, revisando la materia prima, observando a cada uno de los operarios, tomando todo tipo de notas para optimizar los procesos, y, sobre todo corrigiendo errores. Soy un gran valor para la empresa, sí, pero eso no es relevante. Lo que es verdaderamente importante es que voy guardando en mi memoria cada uno de los errores que encuentro, cada uno de los cambios que introduzco para optimizar los procesos. Esto es importantísimo, pues no podemos permitir que un error se repita, y si eso ocurre debemos corregirlo en el menor tiempo posible, no podemos permitirnos el lujo de inventar la rueda de cada vez. ¿Me entiende?”


(Pablo Morán, el paciente núm. 2.413, ha dejado la terapia. Según él, su problema es su exceso de memoria, y acudir al psicólogo a contarle sus inquietudes y preocupaciones no hace más que refrescar los malos recuerdos en su cabeza, y lo que él necesita es todo lo contrario, necesita olvidarse, necesita borrarlos.)

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